Declaración de la ONU para acelerar la Agenda 2030

Declaración de la ONU para acelerar la Agenda 2030

En una declaración, los dirigentes prometen voluntad política y firmeza para no dejar a nadie atrás, revigorizando con celeridad los esfuerzos para colocar al mundo en el camino de la sostenibilidad y la resiliencia. Para impulsar las inversiones necesarias, los países apoyan la reforma de las instituciones financieras y bancos multilaterales de desarrollo.

El documento se selló durante la Cumbre de los ODS que tuvo lugar el pasado 18 de septiembre, en la sede de la ONU en Nueva York en el marco del Segmento de Alto Nivel del Debate de la Asamblea General.

Los líderes mundiales adoptaron una declaración política en la que reconocen que los Objetivos de Desarrollo Sostenible Objetivos (ODS) no se alcanzarán sin un impulso masivo a la inversión necesaria para lograr transiciones energéticas, alimentarias y digitales justas y equitativas, y para transformar la educación y la protección social en los países en desarrollo.

La declaración renueva el compromiso con la acción inmediata y colectiva para construir un mundo sostenible, inclusivo, próspero y resiliente en el que nadie quede atrás para 2030.

El foco del texto es la implementación y, sobre todo, el financiamiento al desarrollo, para el que urge a asignar 500.000 millones de dólares anuales. Además, manifiesta un sólido respaldo a la reforma de la arquitectura financiera internacional para que refleje las necesidades del mundo actual.

El texto se pronuncia también por un mecanismo eficaz de alivio de la deuda y subraya la necesidad de establecer un financiamiento privado a tasas más asequibles para los países en desarrollo.

La declaración busca, asimismo, impulsar la inversión en la transición a las energías renovables, promover el acceso a internet para todos, crear 400 millones de empleos decentes y ampliar la protección social a más de cuatro millones de personas.

En 2015, los jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron con los ODS, que incluyen poner fin a la pobreza extrema y el hambre, garantizar el acceso a agua potable y saneamiento, así como a energía verde, además de brindar educación universal de calidad y oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas en plazo de 15 años.

La situación actual permite proyectar que únicamente el 15% llegarían a buen término, en tanto que algunos van revirtiendo los avances que habían conseguido.

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