Zonas de Bajas Emisiones

Zonas de Bajas Emisiones

En las últimas semanas, España está viviendo un crecimiento de las zonas de bajas emisiones (ZBE). Si a finales de 2024 rondaban la veintena, ahora son ya 49 las ciudades que tienen una de estas áreas activas, a las que hay que sumar dos zonas más en Madrid (la capital cuenta con tres distintas), según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica 

Casi un centenar más están en trámite y se espera que la mayoría lleguen a lo largo del año, dado que el Ministerio de Transportes no facilitará ayudas estatales al transporte público a las que no lo hagan. Sin embargo, muchas de las nuevas delimitaciones son pequeñas y tardarán en aplicar sanciones, por lo que los ecologistas dudan de su efectividad para reducir el tráfico y la contaminación.

Las zonas de bajas emisiones son áreas, normalmente en el centro de las ciudades, en las que se impide el paso a los coches más contaminantes, los más antiguos, basándose en las etiquetas de la Dirección General de Tráfico (DGT), en general, se veta a los que tienen una A (o sin etiqueta) y en algunos casos también a aquellos con una B o C. La Ley de Cambio Climático obligaba a que las 151 ciudades de más de 50.000 habitantes tuvieran una en marcha el 1 de enero de 2023, pero a finales de 2024 solo había una veintena. Ahora, más de dos años después, comienzan a llegar.

En la mayoría de los casos se trata de perímetros muy pequeños que ocupan una parte mínima del término municipal: del 1% al 3%, en algunas ocasiones incluso menos. Destaca negativamente Zaragoza, que ha seleccionado un área de 0,6 kilómetros cuadrados (km²), que supone tan solo el 0,1% del municipio.

En Málaga, de reciente creación, son cuatro kilómetros cuadrados, alrededor del 1% de su superficie. En Córdoba, sus 2,5 km² restringidos no llegan al 0,1% del total, pero hay que tener en cuenta que es un término municipal enorme (1.255 km² frente a los 141 km² de Sevilla). Los ejemplos positivos son Madrid y Barcelona, que consideran la mayor parte del municipio como zonas de bajas emisiones (605 y 95 km², respectivamente).

Esas áreas pequeñas contradicen el espíritu tanto de la guía que Transición Ecológica presentó en 2021 como del decreto que aprobó en 2022: si bien no determinan que estas áreas de tráfico restringido deban tener una extensión mínima, sí detallan que deben abarcar un área “significativa” que permita reducir la contaminación, algo difícil de lograr con restricciones tan pequeñas.

Otras 98 zonas de bajas emisiones siguen en trámite y se espera que la mayoría las activen a lo largo del año, dado que si no se quedarán sin subvenciones estatales para el transporte público, que entre ayudas y bonificaciones rondan los 2.000 millones anuales.

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